jueves, 11 de agosto de 2011

La brevedad

Como una poesía sencilla, concisa,
extremadamente escueta, sublime,
como el odioso segundero contigo
inexorablemente rápido.
Como una sonrisa inesperada,
o una llamada de alguien especial,
como una cita con una mujer hermosa
fugaz y superficial.
Como una hoja de otoño,
en un día soleado,
y un haz de luz, un rayo,
algo más tarde, nublado.
Como una estancia en la playa,
cuando la brisa seduce a los pájaros,
¿o era al revés?
Como esa carta sin nuestro final
o el movimiento de los dedos al abrirla,
tras leer el remitente
Como febrero cuando no es bisiesto,
en la brevedad de sus días,
breve.