La virtud suele estar en el punto medio de las cosas, por una parte, las clases magistrales transmiten gran caudal de conocimiento e información, pero por otra parte, ese tiempo se puede dedicar a reflexionar acerca del tema si los textos han sido previamente estudiados por los alumnos. También es importante la materia que se imparte para tener en cuenta la forma de dar clase, no es lo mismo dar clase de historia de España, que de neurobiología, para la primera, una clase magistral puede ser menos útil, que para explicar una clase de neurobiología, donde leer el temario previamente no asegura totalmente su comprehensión, pues intervienen muchos más factores y mecanismos más complejos que en un proceso histórico.
Por lo tanto, coincido con Robert y tantos otros que opinan que son métodos complementarios y no tienen por qué ser alternativos, y personalmente me gustaría asistir a clases magistrales abiertas, donde se pudieran resolver a la vez las dudas que surgen, y a la vez tener los apuntes en un libro o en reprografía para poder leerlos, estudiarlos o consultarlos cuando sea necesario, y el profesor no se limite a leerlos si no a explicarlos y aclararlos.
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