viernes, 15 de octubre de 2010

¿Qué es educar?

Para comenzar a abordar este ensayo me gustaría empezar por el final del libro de Savater, el valor de educar. En el último tema, “educar es universalizar”, propone que es un aspecto imprescindible de la educación conocer el origen común del ser humano, las raíces, para poder entender las diversas culturas, las cuales no existen aisladas unas de las otras, si no en un marco de convivencia. Es precisamente el contagio de las culturas, lo que puede llamarse civilización, lo que debe aspirar a transmitir la educación; y no meramente la cultura. Concluye el autor en su carta a la ministra argumentando razones a favor de una educación obligatoria, pues la ignorancia dice, es uno de los ingredientes más perversos de la miseria. Si no sabemos escribir, leer, hablar y expresarnos correctamente, ¿cómo vamos a poder manifestar nuestras inquietudes, aspiraciones o quejas? Por lo tanto educar en el seno de una sociedad democrática como la nuestra, se convierte en obligación por parte de los neófitos, y es responsabilidad del gobierno que se cumpla.
La el autor comienza dirigiéndose a una maestra, dedica el prólogo a una docente, por ser una de las profesiones más civilizadoras según el autor; y que goza de no mucho prestigio social actualmente, y se está llegando a convertir en hábito la creencia de que la escuela es el principal corrector de vicios e insuficiencias culturales (como si la violencia, el racismo o las drogas fueran causa de esta institución…) Es cierto que la escuela es el lugar adecuado para prevenir estos males que más tarde es difícil erradicar, pero en cambio este oficio no tiene el apoyo social e institucional que merece, ni es remunerado excesivamente, por lo tanto, si el problema radica en la educación, ¿porqué no se dedican más esfuerzos a tales fines? ¿Qué podemos esperar si no solucionamos las precariedades del sistema educativo, y en cambio ponemos trabas a los que en realidad intentan educar y socializar correctamente?
El fracaso de la educación ya no radica en el fracaso de sus objetivos, si no en que sus objetivos no son tan nítidos como debieran, ¿debe primar la formación laboral o la educación en valores? ¿Qué valores conviene inculcar? ¿Es buena la reflexión crítica o es preferible abarcar muchos conocimientos teóricos en pos de esta? ¿Religión y/o ética? ¿Hay que educar a todo el mundo? ¿es un asunto público o más bien una cuestión privada de cada cual?
La educación es responsabilidad de toda la sociedad, y de igual forma que no se puede privar a nadie de la educación básica por motivos económicos, tampoco se puede por preferencias (políticas, religiosas y autoritarias al fin y al cabo) de los padres, pues los hijos no son un bien de sus progenitores que pueden malear a su antojo, si no personas que tarde o temprano se emanciparán, y por su propio bien, la educación debe prepararlos para ello. También coincidiendo con Savater, el filósofo, escritor y profesor José Antonio Marina, haciendo referencia a un proverbio africano, cita en su libro Aprender a vivir, que “para educar a un niño hace falta la tribu entera”. Para que una persona pueda vivir en sociedad necesita un mínimo de educación, y no existe la libertad a no ser educado, pues estaríamos irrumpiendo en la libertad del resto de personas que no tienen porqué padecer el desconocimiento de unas determinadas normas sociales establecidas.
Hay que ser optimista para ser un buen maestro, y esto probablemente sea lo que diferencie a los buenos maestros de los mediocres.
En el género humano, la educación cobra tanta importancia, que sin ella no podríamos decir que somos totalmente humanos, pero ¿qué debemos aprender?; entre otras cosas que no somos únicos (hay más gente como nosotros) y además que ya hubo gente antes que nosotros, estos son los dos descubrimientos que le abren a su vida propia: la sociedad y el tiempo. La consciencia de los semejantes, y del paso del tiempo, el pasado y el futuro, saber que la muerte es inexorable. La educación, al igual que la vida está ligada al tiempo, el requisito fundamental, para educar es haber vivido antes las experiencias o conocimientos que queremos transmitir. Cualquiera puede enseñar entonces, pero hay cosas que por el mero hecho de haberlas vivido no se pueden enseñar correctamente.
¿Qué es lo que puede enseñarse y debe aprenderse? Ya desde los tiempos de la antigua Grecia, la tarea del pedagogo como instructor de valores y el carácter y la moral de los niños, estaba más valorada que la del maestro que propiamente enseñaba álgebra, escritura y otras materias, destinándose generalmente su función a la vida productiva (aprender un oficio) y las de los pedagogos a la vida activa (característica de los hombres libres).
En la actualidad, la instrucción es uno de los objetivos principales de la escuela, que tiene una utilidad práctica evidente aunque tampoco deja de lado la moralidad y la educación, que fundamentalmente se desarrolla en la familia. En definitiva ambos aspectos son importantes, pues no se puede educar (moralmente) sin instruir y viceversa.
En el aprendizaje, hay capacidades que nos ayudan a seguir aprendiendo otras destrezas, como puede ser la lectura (capacidades abiertas) y otras que una vez aprendidas somos capaces de realizarlas sin pensar en ellas, como vestirnos (capacidades cerradas) y que no interfieren en el aprendizaje de otras destrezas. El secreto para la enseñanza de las primeras, es ser conscientes de lo que nos queda por aprender, y el de las segundas, realizarlas olvidando que las sabemos. Aprender por lo tanto es la capacidad abierta, llave para muchas otras. Hay que enseñar a aprender para que el alumno realice una actividad permanente y un esfuerzo para alcanzar tal fin, no solamente almacenar datos en una memoria a corto o medio plazo (que generalmente depende de la fecha del examen).
Volviendo a los griegos, enseñar equivaldría a las capacidades abiertas, e instruir a las cerradas, siendo la primera más importante incluso hasta en el ámbito profesional, pese a que la iniciativa, el afán de superación, la creatividad y otras virtudes laborales importantes para desarrollar un trabajo, no se contemplen en la formación de todos los profesionales.
Entonces ¿podemos hablar de un currículum oculto de la educación? Savater habla de la propuesta de modelos de autoestima a los educandos como proceso englobador de todo su aprendizaje. El educando necesita reconocimiento por aquello que hace, o por lo menos por aquello que hace bien, un refuerzo, que a su vez implica una valoración. Una de las tareas de la enseñanza ha sido promover modelos de excelencia y pautas de reconocimiento que sirvan de apoyo a la autoestima de los individuos (generosidad, afán de conocimiento…). En cambio estos modelos pueden ser odiosos (como la riqueza, la raza, el sexo, etc.) Lo cierto es que si la escuela renuncia a este deber, los alumnos se verán obligados a buscar autoestima en otros lugares donde no necesariamente se rijan por los mismos valores que en la escuela, si no en muchos casos sean además contravalores.
A mi parecer, los niños de hoy en día se ven inmersos en un mundo contradictorio, donde lo que dice el maestro no encaja con lo que dicen los amigos, los padres o la tele, y donde no saben en que camino de la encrucijada aventurarse pues los valores que rigen la sociedad en general, están lejos de los que ayudarían a la convivencia, y no solo eso si no que también actúan en detrimento del trabajo de los profesores que luchan contra esos valores de consumismo, poder social, y triunfo a costa de todo y de todos, ¿porqué van a coger el camino del respeto, la solidaridad, la igualdad y la tolerancia si en la televisión los bombardean con violencia y desprecio hacia sus iguales?. Y aunque ya he dejado algunas opiniones en el comentario del texto, insisto que para la formación integral de los sujetos, a parte de fomentar el razonamiento y la reflexión crítica, a edades tempranas donde son más influenciables, no deben abundar mensajes contradictorios a los que propugna la escuela o los padres, porque se pueden sembrar valores negativos en los educandos, y estos a su vez pueden calar en otros niños. Por lo tanto desde nuestro granito de arena que conforma esa sociedad estamos obligados a actuar en consecuencia para impedir que siga desmoronándose poco a poco, y tarea de los padres es también procurar que el ambiente en el que se desenvuelven sus hijos sea congruente en la medida de lo posible además de educativo.
He subrayado las ideas que considero principales del texto.

1 comentario:

  1. Luis, ok graciar por aclararme mis dudas sobre lo de la educación educada, te sigo ahora en este blog. Por cierto, me ha gustado tu ensayo, en especial tus siguientes palabras:

    "El fracaso de la educación ya no radica en el fracaso de sus objetivos, si no en que sus objetivos no son tan nítidos como debieran"

    "...no existe la libertad a no ser educado, pues estaríamos irrumpiendo en la libertad del resto de personas que no tienen porqué padecer el desconocimiento de unas determinadas normas sociales establecidas".


    Un saludo¡¡¡

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